Destrocen la vajilla
y desgarren la seda: el jardín
japonés o las fuentes
sólo han sido la Esfinge sin secreto.
Permanezcan tranquilos: no se muevan.
Aquí el suelo es muy frío,
afortunadamente,
porque otra explicación de lo que pasa
sería por completo
responsabilidad de las hormigas.(Poema de Ángel Ortuño en Nosotros que nos queremos tanto)