sábado, 5 de noviembre de 2011

Pistoleros uniformados



  Dicen que la historia está condenada a repetirse, pero seguramente algo aprendemos de nuestro pasado. Quizás por eso los que venimos de países que han sufrido dictaduras militares (como España con Franco, Chile con Pinochet, Argentina con Videla, y un largo etc.) tenemos más "prejuicios" contra los pistoleros uniformados. En cambio, en Trinidad (donde llevan 50 años de independencia con gobiernos democráticos) todos parecen encantados al ver a señores con porras o pistolas o metralletas (aquí las armas se distribuyen al azar) patrullando las calles. O quizás sea por su religiosidad, que les hace más conformistas y sumisos a la autoridad...

 No sé si, como decía Freud, todos los humanos tenemos una tendencia tanática a la muerte, pero está muy claro que, al menos, ciertas personas parecen profesar un amor a la violencia que se vuelve creciente en cuanto las condiciones les son favorables. Aunque sólo fuera por eso, habría que pensárselo dos veces a la hora de decretar un "Estado de Emergencia" que incrementa el poder de los pistoleros y suprime los derechos constitucionales de quienes les pagan.

 Ayer, en Ariapita (que es la avenida principal de la capital y donde, muy obviamente, no van a ir los narcos cargados de drogas y armas), la presencia de policía y ejército era abrumadora. No es que me sorprenda ya al ver a estos seres armados, pero de verdad me quedé en "shock" cuando vi que, para detener a un coche, no conforme con sus diez compañeros apuntando, uno de estos pistoleros (que, además, iba de paisano) cogió su pistola y, con gran placer, hizo la maniobra de recargar y quitar el seguro que sólo había visto en las películas.

 ¿Así es como se va a frenar la violencia? Me recuerda la respuesta de una de mis estudiantes cuyas medidas para prevenir el crimen eran:
1.- Implantar la pena de muerte para todos los criminales.
2.- Fomentar la paz y el amor en nuestros niñitos...