lunes, 8 de noviembre de 2010

Costa Rica

  Parece que pensamos por contraste, nunca en las cosas por sí mismas (por sí mismas no existen) sino en relación con las otras, con los otros. Así Costa Rica, que para nosotros supuso una alegre revelación, una especie de regreso a casa, y nuestra casa el mundo latino. Ya no sólo por el idioma: estoy seguro de que si habláramos perfectamente en inglés, e incluso en perfecto trini, seguirían siendo distantes los caribes. En Costa Rica, cualquier encuentro daba pie a una conversación sonriente, en Trinidad para pedir un helado en una heladería debes ir protegido contra el mal de ojo.

  Y, en interrelación con esto (no se sabe cuál es la causa y cuál el efecto), la estructura de los lugares: en Costa Rica, como en España, hay un centro, una ciudad, la gente caminando, gritando "lotería", las cafeterías, los bares en la noche. En Trinidad, hay verjas, coches y centros comerciales. Y también naturaleza, cierto, pero haciendo función de vertedero. En Costa Rica, la naturaleza es, en general, muy respetada, y han sido suficientemente inteligentes como para hacer del "ecoturismo" una gran fuente de ingresos (por el contrario, en España los recursos naturales, como las playas, han sido destrozados para que los empresarios y concejales ganen mucho dinero a corto plazo).

 Y a la naturaleza que nos fuimos el primer fin de semana. Por cierto que en el segundo también planeábamos excursionar por el país, pero el amigo Thomas (el ciclón que también pasó por las islas del Caribe), y el ciclón del guaro (bebida nacional, véase adelante), nos hicieron permanecer en la capital. Total, que el primer finde fuimos a la zona del volcán Arenal, bosques tropicales y lluviosos, espectaculares, como se percibe en la fotografía "Springfield":


y donde era posible encontrar lindos animalitos (monos, tucanes, colibríes, lémures, jabalíes), y curiosa flora:


 la segunda foto, sí, de una araña en su tela. Y de vez en cuando toparte con una cascada:


 y el atardecer en el volcán (que está en activo, y al que se oía rugir y lanzar piedras:


  Y así de lindo fue el fin de semana primero, que disfruté incluso yo, a pesar de mi no muy desarrollado interés por la naturaleza y las caminatas. Con una noche de "Halloween" que, coincidiendo con el cumpleaños de Tito, celebramos muy a lo grande en el pueblo donde dormíamos, Fortuna, donde fuimos lindamente acogidos por la flora y la fauna local (por flora entiendo a los amables ticos -"tico" significa "costarricense"- con los que disfrutamos la noche, y por fauna al entrañable borracho del pueblo con quien también, de alguna otra manera, la pasamos). Por cierto, mención aparte para la discoteca local donde fuimos después del conciertillo, una discoteca donde las luces y la música iban a cámara lenta (!?) y donde, tras un intento de epatar a los ticos contándoles cómo se whinea en nuestra isla, contemplamos a las ticas whineando por delante y por detrás con un par de chicos cada una...

  De vuelta a San José (la capital) o, más propiamente, Heredia (donde dormíamos porque es la ciudad, muy cercana a la capital, donde está la UNA, Universidad Nacional de Costa Rica, que albergaba el congreso), nos juntamos con el resto de la delegación caribeña e iniciamos el congreso de estudios latinoamericanos para el que habíamos venido. Nuestro panel, el de "Literatura e insurgencia", nos quedó bastante bien, creo, y otro día, cuando las tenga, colgaré las fotos de nuestra actuación (donde yo di una ponencia sobre "el humor como arma subversiva en la poesía de Roque Dalton").

  Hasta aquí todo muy correcto e intelectual, con asistencia a ponencias y conferencias magistrales y qué listos somos todos. Un congreso internacional de postín, cómo no. Bien, y ahora en serio: ¿qué es un congreso? Pues una reunión de distinguidos (...) --) Parte censurada por consejo de mi insigne padre, que insiste en la incorrección de publicar las incorrecciones de los distinguidos.
   Esto fue lo que encontré en mi primer congreso vivido "por dentro", como profesor y ponente. Por supuesto, no se puede generalizar, no todo el mundo es así, habrá gente que se lo tomará en serio y realmente trabajará en favor de la cultura sin dilapidar el dinero público. De hecho, nosotros fuimos con una ponencia que nos curramos, con interés por aprender y gastando de nuestro bolsillo. Será porque somos principiantes, y no "distinguidos"...

 Y no puedo terminar el tema del congreso sin señalar el punto más alto del cinismo intelectual: (...) ---) Nueva parte censurada, en la que se discrepaba sobre el hipotético caso de que existieran eminencias que hablaran contra las oligarquías y los ricos mientras ricamente establecieran una oligarquía donde con dinero público invitaran a sus amiguitos a este tipo de eventos (como decimos, esto es una circunstancia hipotética que no tiene por qué coincidir con la realidad...

 Pero dejemos la parte negativa, y volvamos a los lindos días en Costa Rica. Casi todos los días bajábamos a la capital, San José, donde pasamos horas y horas mirando en librerías de primera mano (y comprando en las de segunda), curiosos libros de, sobre todo, literatura costarricense, de la que prácticamente no conocíamos nada. Y también en calles, cafeterías, cines (fuimos a ver una película tica, "El sanatorio", muy curiosa en su cutrez extrema) y demás. Por cierto que uno de esos días era el cumpleaños de María, que celebramos con alegría la delegación caribeña, como vemos en esta foto:


  Pero lo que realmente hizo que la estancia josefina brillara con toda su fuerza fue encontrar un bar que, ya desde su nombre ("Rayuela") prometía grandes cosas, y que las cumplió tan intensamente que nuestros dos últimos días en Costa Rica prácticamente giraron en torno a ese bar, a su cerveza Imperial y a su guaro (la bebida nacional, que se toma como tequila, con limón y sal). Noches geniales, con gente también genial (sus dueños resultaron ser poetas que conocían personalmente a algunos otros españoles), y camareras entrañables. En la foto, un momento con María en nuestra mesa, bajo la advocación de Cortázar:


 El punto fue que el bar tenía una gramola, donde podíamos seleccionar canciones, lo que dio pie a etílicas "performances" muy divertidas, con al menos dos tandas reseñables: una con canciones que nos gustaban (bailar "La ingrata" de Café Tacuba como corrido mexicano), y otra de terrorismo musical (seleccionando y cantando con alegría canciones como "Antes muerta que sencilla"). Y regresos memorables a nuestro hotel, como da una idea esta foto, enseñando al señor taxista nicaragüense los bailes folklóricos españoles:


 Eso la última noche, en la que apenas dormimos quince minutos antes de ir al aeropuerto.

 Cuando pasamos por Panamá, de regreso a la isla, y nos ofrecieron degustar un roncito, aún seguíamos con espíritu rayuelístico. Lástima que Tito, en un ataque de furibunda responsabilidad, nos impidió llenar nuestros vasos con el guaro de la botella que acababa de caerse al suelo...

2 comentarios:

  1. Felicidades a María!!
    Qué fuerte lo del congreso...
    Se ve que hay de todo en este mundo tan grande.
    Qué dieferente se ve y se vive todo desde Rumania...
    Besitos desde Constanza!
    Loli

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  2. Me parece fascinante el poder recorrer ese mundo
    tan distinto al nuestro y descubrir esos bellos paisajes. En cuanto a tus comentarios, Guillermo,
    decirte que tú y tus compañeros os haeis curado un
    montón vuestra ponencia y que a pesar de que existe todo tipo de PERSONAJES Y PERSONALIDADES,
    seguimos confiando en personas responsables y pensar que hay hueco para todo en la vida.

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