sábado, 23 de octubre de 2010

La isla (o: Por qué ya casi no os escribo)

 
 Esta noche de sábado, en que se produce la conjunción planetaria de no estar saliendo, y de haber decidido ni corregir exámenes ni darle más vueltas a la ponencia de Costa Rica (sobre "el humor como arma subversiva en la poesía de Roque Dalton"), me he quedado a solas con el ordenador (y con el aire acondicionado, y con una botella de Mountain Dew, y con un geco que trepa por la pared de mi habitación), y he pensado: es el momento de escribir a la gente "del otro lado", a vosotros, que estáis lejos. Y de repente me he dado cuenta. De que no escribiros no es sólo por culpa de la falta del tiempo, de que hay algo más, y no sé si es triste o qué.

 Y es que vivo en una isla, y está rodeada de agua por todas partes. Quiero decir, estoy tan metido en la vida isleña, y es tan distinta, y tan cerrada, que no encuentro el hilo que la conecte a mi vida europea. Es decir, aquí cada día sucede algo, y esos sucesos, y las personas protagonistas, están todas relacionadas entre sí, pero no tienen ninguna conexión con nada ni nadie de "ahí afuera". Entonces, ha llegado el punto en que sería demasiado largo y farragoso ponerme a contar o que, si me limitara a alguna anécdota, no tendría mucho sentido sacada de su contexto, y quizás tampoco tendría mucho interés para alguien de fuera.

 Entonces, ¿cómo escribir un mail a un amigo (por ejemplo, a quien ahora me estés leyendo)? ¿Qué podría contarte? Creo que sólo serían frases tan generalistas que me sentiría como en una conversación de ascensor, y hace meses que no me subo a un ascensor...

 Quizás porque el hecho de que esté tan integrado aquí ha supuesto una especie de "corte" natural. También hoy me he dado cuenta de que en Trinidad casi nunca hablo de mi vida anterior, es como si estuviera tan lejos. Quizás por eso mismo, por la plenitud que vivo en la isla (incluso en el sentido literal, es decir, mi vida ya está casi llena con la isla), y por sentirme aquí realizado, completamente yo. Es algo que no me pasó antes, por ejemplo en París ni en Varsovia. No se trata de que sea mejor mi vida en Trinidad (que lo es), sino de que aquí está más completa, seguramente porque tengo un trabajo que realmente me motiva y una vida que, gracias a toda la gente que me rodea, es real en sí misma.

 Lo cual no significa que las cosas (o, más bien, las personas) del otro lado no sean importantes, incluso muy importantes, sino que están como (y sin el "como") en otra orilla, otro mundo, otra dimensión de la existencia, también real, pero distinta. Tan distinta que a veces me da miedo volver a España de vacaciones, en el sentido de que sería como, no sé, ya sabéis, muy raro. Lo mismo (bueno, lo mismo no será, pero para entendernos) que podían sentir los protagonistas de "Lost" al volver a sus países...

 Y lo más curioso es que recuerdo esa misma sensación cuando conocí a Teresa en Madrid (ya no sé si me lo invento retrospectivamente, pero así lo recuerdo). Quiero decir, ella acababa de volver a España para las vacaciones, y nada más aterrizar, más que reencontrarse con su gente, parece que necesitaba hablar de la isla, como si estuviera tan, literalmente, "encantada" con la isla que no pudiera cortar los lazos que la ataban, que la atan...

 Ay, la capacidad de mitificar que tienen las palabras, uno se pone a escribir y, ya ves.

 Pero es cierto lo que estaba contando, o al menos es cierto que lo siento. Así que: lo siento, si no os escribo, si no te escribo, que no es por desidia ni olvido, sino porque, por mucho internet que haya, estoy en la pinche isla de Lost, o de Trinidad (y Tobago ya lo dejamos para noviembre).

 Y al final resulta que te acabo de escribir, aunque sea asi, de forma abierta para todos, para que sepas que igual me importas y espérame cuando vuelva, de una forma u otra, a la otra orilla.

2 comentarios:

  1. mi querido Guille, tenía pensado escribir un artículo sobre en la isla en la literatura como metáfora del naufragio de la razón (que por supuesto, qué falta le hace a veces naufragar), y me cruzo con tu blog, tan bien escrito. me lo pienso y casi te hago una entrevista...
    un abrazo enorme

    leonardo

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  2. La realidad es compleja, llena de submundos y escenarios que parecen no tener ninguna conexión entre sí. Parece imposible saltar de un mundo a otro, pero todo será más fácil de lo que parece porque tu isla y la orilla ya están conectadas irremediablemente y una no sería sin la otra.

    Gracias por escribirnos tan bien.

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