domingo, 5 de septiembre de 2010

Maracas waterfall, sky waterfall & liming

Nuevo día de excursión por la isla, y de las más lindas, esta vez con la cámara, así que podéis vernos sonrientes en esta parada en el medio de nuestro selvático caminar:


con Mon a la izquierda, cómo no, que un poco más tarde volvería a desafiar a los dioses de la muerte con una entrañable caída de varios metros y un curioso enamoramiento con una rama; le sigue María, luego Reagan (nuestro nuevo amigo trini, que nos hizo de guía y, en algún caso, de salvavidas), después yo y finalmente Teresa. Y caminando llegamos a...



las cataratas, donde pronto nos dimos cuenta de que valía la pena el esfuerzo (confesión que no debe ser usada en mi contra por Bicho para planificar futuras excursiones pirenaicas y agotadoras). La verdad es que era muy lindo, y allí que nos bañamos:


 hasta que emprendimos el camino de vuelta, sin saber que nuestro bucólico baño en la cascada se iba a complementar con una no menos bucólica (e incluso más pastoril) tormenta tropical, que en la práctica era lo mismo que estar bajo la cascada, hasta el punto que ya no sabíamos si seguir caminando o echarnos a nadar.

 Y así llegamos a la casa de Francis. Y quién es Francis? Pues un amigo de Reagan, un trini que nos abrió las puertas de su casa y de su familia de una forma tremendamente hospitalaria... la verdad es que con ellos se cumplía una de las pocas frases en español que sabían decir: "mi casa es tu casa" (para compensar el no cumplimiento del "machote panga" de ayer). Tan majos eran que llegaron a subirse a un cocotero para agarrar un ramo de cocos y ofrecérnoslos, mediante un proceso que, hélas, no llegué a fotografiar: con el machete (que no sólo tiene usos nocturnos, según vemos) abrían un hueco a través del cual podíamos beber el agua del coco, tras lo que lo abrían completamente y podíamos comerlo con una especie de cuchara hecha con la cáscara. Este agua de coco (que, según ellos, es muy buena para ser "very macho") tiene otro uso no menos interesante, y es el de complementar cualquier bebida alcóholica (especialmente el ron) en ricos combinados.

 Total, que entre cocos y rones resultaba que ya estábamos en pleno "lime", una de las más famosas palabras trinis. ¿Y qué es el "lime", hacer "liming"? Pues se podría traducir como "tocarse los huevos", es decir, estar lindamente no haciendo nada (el "dolce fare niente") en compañía de amigos (de género masculino, según nos puntualizaron) y de cocos y de bebidas y, sobre todo, de forma espontánea (por lo cual no se puede decir: "quedamos a las 7 para un lime", sino que, por ejemplo, tú estás en el trabajo y de repente va surgiendo un "lime" con tus compañeros, hasta que llega un momento en que no hay marcha atrás: esto es un "lime", amigo, y hay que respetarlo).

 Y ya al atardecer nos volvimos a casa, con la sonrisa de haber tenido un lindo día. Al volver al "compound", por cierto, estuvimos saludando a varios de los vecinos, y me entró esa agradable sensación de estar como en un pueblo, donde todo el mundo te conoce y te integra, a pesar de que debo mejorar con el inglés (hablo del inglés standard, lo del trini ya es otra cosa, como me ha certificado hoy Keillyn, estadounidense que todavía, después de dos años, apenas les entiende). De hecho, una escocesa me invító a su fiesta de cumpleaños, el próximo viernes, y, en la primera escucha, podría haber jurado que me hablaba del lago Ness.

 Y mañana a trabajar (en serio!). Las clases empiezan el martes, pero mañana es como la recepción a los estudiantes en un auditorio, y a mí me toca hablarles (en inglés, lo que me acojona un poco) sobre la posibilidad de estudiar en España con una beca de la AECID, y para publicitar un poco el DELE, el certificado de español del Cervantes que este año, por primera vez, se ofrece en Trinidad, en mi uni. Y luego me toca, junto a Diego, asesorar a los de segundo de la carrera donde daré clase (lo equivalente a Filología Hispánica). Y preparar las clases del martes... Uff, a ver si surge mañana algún "lime"...

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